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Mostrando las entradas etiquetadas como Diario de un periodista cansado [Antonio López Hidalgo]

Antonio López Hidalgo | El tiempo y los sueños (IV)

Éste es un tiempo difícil y el hombre que observa las estrellas fugaces que cruzan el cielo lo sabe. De vez en cuando, se asoma a la ventana y mira el mundo ancho que sus ojos no alcanzan a abarcar; o se sienta en la arena como si metiera su vida entera en el mar y, aunque el horizonte es…

Antonio López Hidalgo | El tiempo y los sueños (III)

Este hombre cuenta con los dedos, como cuando era un niño, las últimas monedas con las que no alcanza para cerrar el mes. La crisis financiera, la recesión económica, las reformas laborales y otras palabras nuevas para él, que nunca entendió en su concepto preciso, son las razones por las…

Antonio López Hidalgo | El tiempo y los sueños (II)

El hombre que mira a las nubes no busca el rastro de la lluvia inminente ni piensa que la lluvia le pueda devolver la nostalgia que no quiere. Se ha cansado de mirar al frente y atrás, después de toda una vida caminando cabizbajo. Ahora mira al cielo y deduce que el universo también debe …

Antonio López Hidalgo | El tiempo y los sueños (I)

Sabemos que el tiempo no existe. Alguien escribió que Dios creó el tiempo y el hombre inventó las horas. Podría ser. Tampoco sabemos si la memoria existe. Probablemente seamos hijos del olvido. Ahora no recuerdo. Eso piensa este hombre. Ahora mira este arroyo que desborda las orillas …

Antonio López Hidalgo | El hombre del panamá

La primera vez que lo vi, vestía un traje de algodón color papel prensa, transpiraba porque la calima llenaba el local con un aire rancio que intentábamos vencer con largos tragos de cerveza muy fría. Ni siquiera para beber se desprendía del panamá. Tenía un aire meditabundo de pistolero …

Antonio López Hidalgo | El último viaje

Anoche preparó el equipaje. Libros, camisas, el bolso de aseo, algunas mudas. Ahora cierra la maleta. Siempre que lo hace mira en derredor por si olvida algo. Siempre olvida algo. Eso sí, pequeños detalles. Un bolígrafo, el desodorante, algún papel con anotaciones dispersas. Apaga el aire…

Antonio López Hidalgo | El espacio que ella habita

Ella adivina que debajo del cielo los árboles caen tristes hacia el costado muerto de la cordillera y que, más allá, donde el cóndor muestra la perfección de un vuelo que agota el día, no hay otro espacio árido que su cuerpo desorientado. Hay un color plomo donde las aguas se bifurcan y u…

Antonio López Hidalgo | El pecado

Le mondas la piel a la noche y, como nuez sin cáscara, muestra un esqueleto desprotegido de interinidades y de reclamos, restos de un naufragio que la historia no detectó en el radar de los objetos extraviados. Le quitas la piel a la noche, y hay una mujer desnuda que borra huellas en su …

Antonio López Hidalgo | Esperando un nuevo día

Hay un vaso vacío, algunas ventanas cerradas, luces apagadas, una fiesta clausurada, una vida fingida, años disueltos en una edad que no aparenta, una apatía vital ancha y enigmática como el mundo que le ha tocado en suerte vivir, esquinas rotas, ángulos sin perspectiva, palabras que no s…

Antonio López Hidalgo | Cuando la noche...

Hay un curtido espacio de sombras que divide la habitación en dos mitades simétricas. A este, conforme se entra, la ventana, amplia y con vistas, muestra una ciudad caótica, un volcán milenario, el caos de un tráfico denso y ruidoso. Hay botellas blancas de escayola sobre algunos muebles …

Antonio López Hidalgo | Tiempo de reencuentro

Ahora es el momento de desmochar la noche y, goniómetro a mano, medir ángulos y tipografías, reducir cristalografías y radiodifusiones, acechar al enemigo para darle muerte con el perfume de un clavel. Las víctimas tienen un número que las identifica, pero han perdido su DNI y su ADN. Obs…

La foto del niño

En cualquier lugar del mundo siempre hay un ciudadano o un periodista con la cámara al hombro intentando eternizar en imágenes la belleza y la rabia del mundo, las catástrofes humanas, la vergüenza compartida. En aquella playa turca, en la misma que los turistas masifican sus descansos es…

Un día sin muertos en las carreteras

El miércoles, mientras hojeaba el periódico, se tropezó con una noticia que le desconcertó. Se trataba, según el diario, de un hecho excepcional. El lunes anterior nadie había perdido la vida en las carreteras españolas. ¿Y dónde radicaba concretamente la excepcionalidad de aquella notici…

El último viaje en bicicleta

Octavio Ramírez, a sus 62 años, no había logrado vencer el miedo a viajar en vehículos a motor. Nunca pudo entender cómo un avión se podía mantener en el aire sin que la gravedad de la tierra o la inmensidad del cielo engulleran de un solo trago a ese artefacto que se atrevía a calificar …

Sueños para una hija

Desde mucho antes que sus padres sospecharan seriamente en ser padres, Graciela Urbano ya tenía nombre. La madre eligió el nombre de pila, después concibió a la hija y en último lugar definió su perfil y estructuró su vida con el solo aliento del padre, que a duras penas soportaba la infl…

El último whisky

El tiempo no ayudó a que pudiera olvidarla. También es verdad que no hizo demasiados esfuerzos por conseguirlo. Era consciente de que los amores enconados eran los más difíciles de resolver. Se quedan metidos en el estómago o en el hígado, o en el corazón, como un tumor que invade cada cé…

Siempre la misma canción

Ella mira por la ventana cómo se van las últimas nubes, cómo la tormenta amaina, y cómo con esas nubes se va todo un tiempo de ayer que, ahora que lo piensa, apenas le dio tiempo de degustar. Ella lo amaba. Posiblemente todavía piense en él cuando abre el armario y otea de soslayo sus cam…

Sueño con África

Me llamo Eugenio Flores. Yo soy quien mató a dos tigres en una finca de Badajoz. Por eso estoy entre rejas. Me acusaron de tres delitos: tráfico de especies protegidas, la muerte de los tigres y la liberación de especies de fauna no autóctona. Todo eso es cierto. No lo negaré. Pero debo d…

Tu cuerpo

Tu cuerpo es la mariposa que revolotea mi vida incesantemente, es el agua que bebo con sed y sin sed, es el agua que me baña para calmarme la fatiga y la angustia. Tu cuerpo es el vino que necesito para sobrellevar la vida, el antídoto contra los horarios impuestos y las esperanzas trunca…

Tantos años después

Se habían conocido tantos años atrás que ahora que la tenía delante no podía entender que aquella mujer no le reconociera. Hablaba aleteando con las manos, como si haciendo aire a su alrededor las palabras alcanzaran un orden determinado y una armonía lograda. Desde que la conoció, quizá …

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