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Aureliano Sáinz | Carta para mi nieto Abel al cumplir dos años

Mi querido niño:

Esta es la primera carta que te escribo, una vez que has cumplido los dos años. Espero que sean muchas las que te pueda enviar, pues una de las grandes ilusiones de quienes te queremos es la de verte crecer, de contemplar cómo vas abriéndote a las sencillas cosas de la vida que para ti son grandes descubrimientos, porque, para los pequeños como tú, todos los pasos hacia adelante son importantes hallazgos que los disfrutáis como si hubierais descubierto tesoros escondidos.



Nos hubiera gustado estar presentes en tu cumpleaños ahí en Barcelona, pero ahora, tanto los mayores como los niños, nos encontramos dentro de casa en eso que llaman confinamiento, una palabra muy rara para ti, puesto que comienzas a expresarte en tus primeras frases con palabras que solo mamá y papá entienden bien, pues ellos están todos los días contigo y saben a qué te refieres cuando dices esas cosas tan raras que nos hacen reír a los que te vemos directamente cada un par de meses.

Y digo "directamente" porque, en estos tiempos, tenemos la suerte de hacerlo por el móvil o por la pantalla del ordenador portátil, ya que al notarte tan cerca sentimos que casi estuvieras al lado con nosotros. Esto hace más fácil y llevadero esta especie de encierro que no habíamos previsto, pero al que casi nos estamos acostumbrando.

¡Así, nos da una enorme alegría ver cómo te lo pasas tan bien con las cosas que te preparan en casa para que tengas la impresión de que todavía continuas en la ‘guarde’ con tus coleguillas!

Por otro lado, sabemos que a tu edad no necesitas tanto salir a la calle como les sucede a otros niños que tienen más años, pues, en tu caso, basta la presencia de mamá y papá para que te lo pases bien jugando con lo que ellos te organizan.

El otro día nos reímos mucho cuando comprobamos que de una caja muy grande de cartón te habían hecho una especie de cocina, ¡hasta con un grifo y todo! Tú te entretenías poniendo los platos encima y ‘lavándolos’, tal como a ellos los ves hacer.

También nos divertimos cuando mamá te dibujó con un rotulador negro y en una hoja blanca muy grande un huevo de Pascua y te había preparado una taza chocolate bastante líquido como si fuera pintura para que con una cucharita lo fueras pintando de color marrón. ¡Hay que ver con qué cuidado la cogías para no mancharte, aunque esto todavía es muy complicado para ti!

Como tú el mundo de los mayores no lo conoces, tengo que decirte que a partir de hoy ya podéis salir a la calle con alguien mayor para que vayáis con cuidado. Y como ejemplo, nada mejor que la imagen de la fotografía que he seleccionado para acompañar a esta carta. Es del año pasado, cuando estuvisteis en la playa. Por entonces tenías algo más de un añito y comenzabas a caminar de manera incierta. Más aún sobre la arena, en la que hay muchos hoyos y podías caerte, por lo que papá te guiaba cogiéndote de la mano para llevarte hasta el agua.

Quizás esta imagen sirva de ejemplo del camino que todos los niños como tú debéis recorrer por la vida, pues esta es una gran aventura y que hay que llevar adelante. Y nada mejor que ir acompañado de las personas que a uno le quieren para superar los baches que también se encuentran a lo largo del largo camino.

En esa aventura te surgirán dudas y muchas preguntas, que seguro las harás. Una de ellas es la de por qué te pusieron el nombre de Abel, y te explicarán de que antes de que nacieras acordaron de que si eras niña lo elegiría mamá y si eras niño lo hacía papá. Como al final fuiste un niño te pusieron el de papá, el mismo nombre que siempre yo he escuchado desde muy pequeño, ya que era el de uno de mis hermanos.

Por cierto, ¿te acuerdas del cuento Paco va a África que tantas veces te he leído y hemos visto juntos en casa y en el que tú apretabas con tu dedo sobre unos puntos de las hojas para que se oyeran las canciones africanas? Pues el otro día pensamos mucho en ti, ya que, tras los aplausos que damos los mayores a las ocho de la tarde, puse música de una cantante de un país que se llama Malí y en la que se tocaban los mismos instrumentos que tú oías en ese cuento musical que tanto te gusta.

Bueno, mi querido nieto, estamos deseando poder viajar a Barcelona de nuevo para jugar contigo y estar con mamá y papá. Queremos verte, darte muchos besos y saber que sigues tan alegre y tan feliz como siempre.

Desde Córdoba te enviamos un beso grandísimo.

AURELIANO SÁINZ