Casi 3.000 años de antigüedad. Esa es la datación de la valiosa estela que, desde hace unos días, forma parte de los fondos del Museo Arqueológico de Ulía, gracias a la donación de un particular. Tras una ardua investigación impulsada por el Ayuntamiento de Montemayor, el espacio expositivo situado en la planta baja de la Casa de la Cultura ha logrado recuperar una losa pétrea de gran tamaño en la que se representa a un guerrero con su panoplia funeraria que, según varios expertos, data del siglo IX antes de Cristo.

En declaraciones a Campiña Digital, el concejal de Cultura en funciones, Rafael Jiménez, reconoció que la pieza tiene "un gran valor histórico y sentimental", dado que confirma la ubicación del municipio de la Campiña Sur en Tartessos, el reino que los griegos consideraron como la primera civilización de Occidente.
La estela ha recalado en el Museo Arqueológico de Ulía casi dos décadas después de su hallazgo casual durante el transcurso de unas obras que se estaban desarrollando en una zanja de colectores en el paraje de El Algarrobo, entre los términos municipales de Fernán Núñez y Montemayor.
"En el momento en el que apareció me dieron algunas nociones sobre su valor pero como le restaron importancia, decidí quedármela", explicó Alfonso Vargas, el operario de Fernán Núñez que encontró la piedra y que, durante casi veinte años, la ha mantenido a salvo en un jardín de su propiedad. No obstante, en cuanto tuvo conocimiento del interés que había suscitado en Montemayor, no dudó ni un minuto en cederla al municipio vecino.
En ese sentido, el responsable municipal de Cultura alabó el "acto de generosidad sin precedentes" de Alfonso Vargas, quien ha cedido la lápida desinteresadamente. "Tras la puesta en valor del Museo de Ulía era fundamental encontrar esta pieza para que pudiera datar una parte muy importante de nuestra historia", reconoció el edil.
Pese a que la piedra fue hallada en una zona de relleno de El Algarrobo, todo apunta a que, en su origen, debió ubicarse en el Cerro de La Alcoba, dentro del término municipal de Montemayor, donde se ha descubierto una necrópolis íbera muy importante, en la que han aparecido numerosas piezas e, incluso, ajuares funerarios del Calcolítico en adelante.
"La estela debió señalar la tumba de algún reyezuelo o de algún jefe local porque este tipo de insignias solo se dedicaban a la élite social", aclaró Rafael Jiménez, quien subrayó que la losa, de forma trapezoidal y grabada sobre piedra arenisca, constituye "una de las piezas más importantes del museo".
"Desde que se puso en marcha el museo hemos tenido una secuencia de donaciones muy importante, de piezas muy valiosas, aunque el culmen de este proceso, sin duda, lo constituye la entrega de esta estela", manifestó el concejal de Cultura, quien se mostró confiado en que la última adquisición del Museo Arqueológico de Ulía atraiga la visita de investigadores e historiadores.
Casi 3.000 visitantes en un año
Tras su inauguración en el mes de julio del 2013, el Museo Arqueológico de Ulía se ha ido consolidando como un espacio expositivo de referencia para los amantes de la Antigüedad. No en vano, el recinto registró el pasado año cerca de 3.000 visitas, "una cifra importante para un municipio de poco más de 4.000 habitantes", tal y como destacó el concejal de Cultura, Rafael Jiménez. "Han venido a visitarlo investigadores de universidades de toda España, atraídos por la colección de inscripciones y de esculturas, la mayoría de ellas procedentes de talleres imperiales de Roma", apuntó.
Los fondos del museo de Ulía proceden de la unión de dos colecciones que se fueron configurando a partir de donaciones de vecinos del municipio. De este modo, se exponen piezas correspondientes a la colección que promovió durante buena parte de su vida el párroco Pablo Moyano, fallecido en mayo del 2012, así como fondos pertenecientes a la colección del propio Ayuntamiento.

El recinto cuenta con dos salas expositivas, dedicadas fundamentalmente a la Antigüedad, donde se exponen restos hallados en el término municipal de Montemayor, localidad que se identifica tradicionalmente con Ulía, una importante ciudad ibérica amurallada que desempeñó un papel importante durante la ocupación romana al convertirse en refugio inexpugnable durante enfrentamientos como los que mantuvieron César y los hijos de Pompeyo en torno al año 45 a.C.
Junto con restos prehistóricos y utensilios como cantos, lascas y puntas de flecha de sílex, la primera de las salas alberga diversos materiales del Bronce Final, como hachas y puntas de flecha. De época ibérica destaca una de las piezas más excepcionales del museo: una cabeza de caballo de gran belleza plástica.
Además de una maqueta didáctica que muestra la variada maquinaria bélica empleada por los romanos para asediar una ciudad como Ulía, el primero de los espacios exhibe el retrato de un personaje de la familia Julio-Claudia.
La segunda de las salas del Museo Arqueológico de Ulía está centrada en el mundo rural, la economía y el mundo funerario, mostrándose materiales recuperados de dos yacimientos muy cercanos a Montemayor: El Cañuelo y La Zargadilla.

En declaraciones a Campiña Digital, el concejal de Cultura en funciones, Rafael Jiménez, reconoció que la pieza tiene "un gran valor histórico y sentimental", dado que confirma la ubicación del municipio de la Campiña Sur en Tartessos, el reino que los griegos consideraron como la primera civilización de Occidente.
La estela ha recalado en el Museo Arqueológico de Ulía casi dos décadas después de su hallazgo casual durante el transcurso de unas obras que se estaban desarrollando en una zanja de colectores en el paraje de El Algarrobo, entre los términos municipales de Fernán Núñez y Montemayor.
"En el momento en el que apareció me dieron algunas nociones sobre su valor pero como le restaron importancia, decidí quedármela", explicó Alfonso Vargas, el operario de Fernán Núñez que encontró la piedra y que, durante casi veinte años, la ha mantenido a salvo en un jardín de su propiedad. No obstante, en cuanto tuvo conocimiento del interés que había suscitado en Montemayor, no dudó ni un minuto en cederla al municipio vecino.
En ese sentido, el responsable municipal de Cultura alabó el "acto de generosidad sin precedentes" de Alfonso Vargas, quien ha cedido la lápida desinteresadamente. "Tras la puesta en valor del Museo de Ulía era fundamental encontrar esta pieza para que pudiera datar una parte muy importante de nuestra historia", reconoció el edil.
Pese a que la piedra fue hallada en una zona de relleno de El Algarrobo, todo apunta a que, en su origen, debió ubicarse en el Cerro de La Alcoba, dentro del término municipal de Montemayor, donde se ha descubierto una necrópolis íbera muy importante, en la que han aparecido numerosas piezas e, incluso, ajuares funerarios del Calcolítico en adelante.
"La estela debió señalar la tumba de algún reyezuelo o de algún jefe local porque este tipo de insignias solo se dedicaban a la élite social", aclaró Rafael Jiménez, quien subrayó que la losa, de forma trapezoidal y grabada sobre piedra arenisca, constituye "una de las piezas más importantes del museo".
"Desde que se puso en marcha el museo hemos tenido una secuencia de donaciones muy importante, de piezas muy valiosas, aunque el culmen de este proceso, sin duda, lo constituye la entrega de esta estela", manifestó el concejal de Cultura, quien se mostró confiado en que la última adquisición del Museo Arqueológico de Ulía atraiga la visita de investigadores e historiadores.
Casi 3.000 visitantes en un año
Tras su inauguración en el mes de julio del 2013, el Museo Arqueológico de Ulía se ha ido consolidando como un espacio expositivo de referencia para los amantes de la Antigüedad. No en vano, el recinto registró el pasado año cerca de 3.000 visitas, "una cifra importante para un municipio de poco más de 4.000 habitantes", tal y como destacó el concejal de Cultura, Rafael Jiménez. "Han venido a visitarlo investigadores de universidades de toda España, atraídos por la colección de inscripciones y de esculturas, la mayoría de ellas procedentes de talleres imperiales de Roma", apuntó.
Los fondos del museo de Ulía proceden de la unión de dos colecciones que se fueron configurando a partir de donaciones de vecinos del municipio. De este modo, se exponen piezas correspondientes a la colección que promovió durante buena parte de su vida el párroco Pablo Moyano, fallecido en mayo del 2012, así como fondos pertenecientes a la colección del propio Ayuntamiento.

El recinto cuenta con dos salas expositivas, dedicadas fundamentalmente a la Antigüedad, donde se exponen restos hallados en el término municipal de Montemayor, localidad que se identifica tradicionalmente con Ulía, una importante ciudad ibérica amurallada que desempeñó un papel importante durante la ocupación romana al convertirse en refugio inexpugnable durante enfrentamientos como los que mantuvieron César y los hijos de Pompeyo en torno al año 45 a.C.
Junto con restos prehistóricos y utensilios como cantos, lascas y puntas de flecha de sílex, la primera de las salas alberga diversos materiales del Bronce Final, como hachas y puntas de flecha. De época ibérica destaca una de las piezas más excepcionales del museo: una cabeza de caballo de gran belleza plástica.
Además de una maqueta didáctica que muestra la variada maquinaria bélica empleada por los romanos para asediar una ciudad como Ulía, el primero de los espacios exhibe el retrato de un personaje de la familia Julio-Claudia.
La segunda de las salas del Museo Arqueológico de Ulía está centrada en el mundo rural, la economía y el mundo funerario, mostrándose materiales recuperados de dos yacimientos muy cercanos a Montemayor: El Cañuelo y La Zargadilla.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ ANTONIO AGUILAR