Cada generación de consolas suele durar, aproximadamente y por denominar un compendio relativamente ficticio, unos cinco o seis años. Cuando se traspasa esa barrera imaginaria, que como ya decíamos es muy relativa, con toda la normalidad del mundo se suele presentar una nueva consola. Un nuevo aparato que representa esa manida máxima del "más y mejor": mejores gráficos, juegos impresionantes y otros tantos atractivos por todos ya conocidos.
Esta teoría es altamente cuestionable, puesto que hay veces que se tarda entre siete y ocho años hasta que se da el paso de generación. Con estos datos, nos cabe preguntarnos una cosa: ¿cómo sobreviven las grandes firmas de hardware –Microsoft, Sony y Nintendo– si no reciben potenciales cantidad de dinero más allá del primer año en el que se comercializa la sobremesa o portátil nueva? Los juegos, por supuesto, aportan lo suyo y es una base fundamental, pero insuficiente para sacar a flote a una compañía. La respuesta es "a base de revisiones".
¿En qué consiste este término exactamente? En lanzar al mercado copias de sus consolas actuales con ligeras y beneficiosas actualizaciones. Por ejemplo, inicialmente, cuando salió, PlayStation 3 apenas tenía 4GB de almacenamiento. Las versiones actuales superan los 200GB.
De esta forma, se incentiva a aquellos que ya tengan un ejemplar a plantearse el renovar su equipo –puesto que la revisión tiene mayores prestaciones– y, aquellos que no lo posean, ahora tendrán un motivo de mayor peso para comprárselo.
Todo son ventajas, menos para el consumidor, claro. Que además de santo por pasar por caja varias veces, peca de memo por abrir la cartera con tanta facilidad. Porque además estamos ante una práctica que no se da en pocas ocasiones.
Uno de los casos más acuciados que hemos vivido en los últimos años, versa sobre un hardware que todavía no ha salido al mercado europeo: New Nintendo 3DS. La portátil de las 3D estereoscópicas mejora un tanto su procesamiento de programa, un pequeño porcentaje los gráficos y apenas incluye varios botones nuevos.
Por estas minucias, por estas inclusiones menores, se pretende que los usuarios de la en breve anterior Nintendo 3DS vayan de nuevo a comprarse un aparato. Algo además que hemos podido conocer por las declaraciones del mismo Shigeru Miyamoto, donde comentaba que "la nueva portátil no incluirá cargador puesto que los jugadores ya lo tienen de la versión anterior".
No es que se estén enfocando en un público nuevo, intentando ganarse a más compradores. La intención es "recompensar" a los fieles invitándoles a que se gasten otra vez 200 euros en esta revisión. De traca, simplemente.
Está bien, por decirlo de alguna forma, que se lancen revisiones de las consolas que ya están en el mercado, símbolo también de que las firmas trabajan constantemente. Pero con estas estrategias cabe preguntarse si no se podían haber lanzado unos meses más tarde y que ya incluyera las novedades con las que se ha bendecido a la revisión. Pero no, claro, lo más sencillo es sacar el dinero a los jugadores una y otra y otra vez. Una por cada versión que se saque de cada hardware.
Lo peor, es que siempre hay quienes caen en el anzuelo.
Esta teoría es altamente cuestionable, puesto que hay veces que se tarda entre siete y ocho años hasta que se da el paso de generación. Con estos datos, nos cabe preguntarnos una cosa: ¿cómo sobreviven las grandes firmas de hardware –Microsoft, Sony y Nintendo– si no reciben potenciales cantidad de dinero más allá del primer año en el que se comercializa la sobremesa o portátil nueva? Los juegos, por supuesto, aportan lo suyo y es una base fundamental, pero insuficiente para sacar a flote a una compañía. La respuesta es "a base de revisiones".
¿En qué consiste este término exactamente? En lanzar al mercado copias de sus consolas actuales con ligeras y beneficiosas actualizaciones. Por ejemplo, inicialmente, cuando salió, PlayStation 3 apenas tenía 4GB de almacenamiento. Las versiones actuales superan los 200GB.
De esta forma, se incentiva a aquellos que ya tengan un ejemplar a plantearse el renovar su equipo –puesto que la revisión tiene mayores prestaciones– y, aquellos que no lo posean, ahora tendrán un motivo de mayor peso para comprárselo.
Todo son ventajas, menos para el consumidor, claro. Que además de santo por pasar por caja varias veces, peca de memo por abrir la cartera con tanta facilidad. Porque además estamos ante una práctica que no se da en pocas ocasiones.
Uno de los casos más acuciados que hemos vivido en los últimos años, versa sobre un hardware que todavía no ha salido al mercado europeo: New Nintendo 3DS. La portátil de las 3D estereoscópicas mejora un tanto su procesamiento de programa, un pequeño porcentaje los gráficos y apenas incluye varios botones nuevos.
Por estas minucias, por estas inclusiones menores, se pretende que los usuarios de la en breve anterior Nintendo 3DS vayan de nuevo a comprarse un aparato. Algo además que hemos podido conocer por las declaraciones del mismo Shigeru Miyamoto, donde comentaba que "la nueva portátil no incluirá cargador puesto que los jugadores ya lo tienen de la versión anterior".
No es que se estén enfocando en un público nuevo, intentando ganarse a más compradores. La intención es "recompensar" a los fieles invitándoles a que se gasten otra vez 200 euros en esta revisión. De traca, simplemente.
Está bien, por decirlo de alguna forma, que se lancen revisiones de las consolas que ya están en el mercado, símbolo también de que las firmas trabajan constantemente. Pero con estas estrategias cabe preguntarse si no se podían haber lanzado unos meses más tarde y que ya incluyera las novedades con las que se ha bendecido a la revisión. Pero no, claro, lo más sencillo es sacar el dinero a los jugadores una y otra y otra vez. Una por cada versión que se saque de cada hardware.
Lo peor, es que siempre hay quienes caen en el anzuelo.
SALVADOR BELIZÓN / REDACCIÓN