Un año más, los montillanos volverán a darse cita hoy en la parroquia de San Francisco Solano, con el único propósito de rondar a la patrona de la localidad, la Virgen de La Aurora. Desde las 22.30 de la noche, y si la lluvia no lo impide, numerosos grupos formados por personas de todas las edades se congregarán ante las puertas de la iglesia de El Santo para ofrecer sus serenatas a la Reina de Montilla.
De esta manera, las tradicionales coplas que vinculan esta advocación mariana con las más arraigadas costumbres de la localidad volverán a sonar en un pórtico que, salvo que el tiempo lo impide, estará abarrotado de público.
Además de las funciones religiosas promovidas por la Hermandad de Nuestra Señora de La Aurora y San Francisco Solano, los actos más importantes que se celebran en torno al Día de La Aurora comenzaron ayer con la tradicional ofrenda floral por parte de los escolares de la localidad, un acto que pese a la inestabilidad meteorológica volvió a contar con la participación de todos los colegios montillanos.
Más de un millar de niños pudieron homenajear a la patrona de Montilla a lo largo de la mañana de ayer, con ramos de flores, poesías y coplas en su honor. Durante toda la jornada se siguieron sucediendo las visitas al templo en el que vio la luz San Francisco Solano, mientras los miembros de la Hermandad adornaban el paso que mañana por la noche portará la imagen de La Aurora hasta la parroquia de Nuestra Señora de La Asunción.
Tras la celebración eucarística de esta tarde, el escenario se trasldará hasta la cancela del templo, donde Nuestra Señora de La Aurora irá recibiendo el homenaje de los montillanos que, organizados en grupos más o menos numerosos, continuarán su particular noche de ronda tras homenajear con sus cantos a la Virgen.
Después de cantar a las puertas de El Santo, los auroros montillanos comenzarán su particular ronda de visitas a los hogares de sus familiares y amigos para brindar sus serenatas y compartir las típicas sopaipas con chocolate. Una noche de coplas que, generalmente, suele alargarse hasta altas horas de la madrugada y que culminará mañana con la procesión por las calles de la ciudad de Nuestra Señora de La Aurora.
De esta manera, las tradicionales coplas que vinculan esta advocación mariana con las más arraigadas costumbres de la localidad volverán a sonar en un pórtico que, salvo que el tiempo lo impide, estará abarrotado de público.
Además de las funciones religiosas promovidas por la Hermandad de Nuestra Señora de La Aurora y San Francisco Solano, los actos más importantes que se celebran en torno al Día de La Aurora comenzaron ayer con la tradicional ofrenda floral por parte de los escolares de la localidad, un acto que pese a la inestabilidad meteorológica volvió a contar con la participación de todos los colegios montillanos.
Más de un millar de niños pudieron homenajear a la patrona de Montilla a lo largo de la mañana de ayer, con ramos de flores, poesías y coplas en su honor. Durante toda la jornada se siguieron sucediendo las visitas al templo en el que vio la luz San Francisco Solano, mientras los miembros de la Hermandad adornaban el paso que mañana por la noche portará la imagen de La Aurora hasta la parroquia de Nuestra Señora de La Asunción.
Tras la celebración eucarística de esta tarde, el escenario se trasldará hasta la cancela del templo, donde Nuestra Señora de La Aurora irá recibiendo el homenaje de los montillanos que, organizados en grupos más o menos numerosos, continuarán su particular noche de ronda tras homenajear con sus cantos a la Virgen.
Después de cantar a las puertas de El Santo, los auroros montillanos comenzarán su particular ronda de visitas a los hogares de sus familiares y amigos para brindar sus serenatas y compartir las típicas sopaipas con chocolate. Una noche de coplas que, generalmente, suele alargarse hasta altas horas de la madrugada y que culminará mañana con la procesión por las calles de la ciudad de Nuestra Señora de La Aurora.
REDACCIÓN / CAMPIÑA DIGITAL
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
