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María Jesús Sánchez | Mi niña pequeña

Sé que estás asustada. Sé que hay frases y palabras que te hacen volver a esconderte debajo de la cama, sentirte sola y no verle sentido a la vida. Sé que te he hecho daño siendo superexigente contigo, no dejándote sentir y castigándote por pecados que no cometiste.


Pero ya no estás sola, ya no soy la bruja mala que te condenaba: ahora te miro y veo a esa niña de ojos grandes y corazón enorme que solo quería jugar, que solo quería tener amigos, que necesitaba cariño para no sentirse sola y aislada.

Fui horrible contigo, perdóname. Te encerré en una torre oscura para que no sintieras. Quizá quería protegerte y, sin darme cuenta, te asfixié hasta casi matarte. Yo tampoco sabía cómo actuar. Pero eso era antes: ahora me tienes aquí para darte todos los besos y abrazos que necesites, para hacerte saber que siempre estaré contigo, que te voy a dejar correr y volar porque así eres tú.

Yo solo te contemplaré con una sonrisa cálida, sin exigencias, ni amenazas, y me reiré contigo y veré de nuevo la vida a través de tus ojos disfrutones. Ya no existirá el miedo porque el cielo siempre vuelve a ser azul y este universo es muy bonito.

Serás libre para sentir y vibrar con cada pequeña cosa que cautive tus sentidos. Podrás, al fin, vivir; podrás ver todo esto como un camino de aprendizaje y te podrás caer todas las veces que lo necesites. Te quiero tal y como eres: con tu inocencia, con tu alegría, con tus ganas de comerte el mundo y de reír.

El miedo solo era un humo negro que lo disipó el viento de la realidad. Tus pulmones ya están libres. Siente mi abrazo protector, siéntelo siempre porque, pase lo que pase, lo tendrás. Sonríe y no llores más, que este tiempo es para ti: corre, juega y tropieza todas las veces que lo necesites. Y levántate con una sonrisa porque "todas las caídas son tontas". Y las tonterías solo hacen reír.

MARÍA JESÚS SÁNCHEZ