La Rambla se erigió ayer en epicentro cofrade de la provincia con un multitudinario Vía Crucis Magno que reunió en la localidad alfarera a cientos de personas llegadas desde distintos puntos de la comarca. Siguiendo la estela de la capital y de otros municipios de la provincia, la Agrupación de Hermandades y Cofradías quiso sumarse a la conmemoración del Año de la Fe proclamado por el Papa Benedicto XVI, con una procesión magna que tuvo por escenario principal el Paseo de España.
La inestabilidad meteorológica, que se hizo patente entre las 21.00 y las 21.15 de la noche con una leve lluvia, irrumpió en el multitudinario acto obligando a los participantes a abandonar rápidamente el Paseo de España y regresar a sus respectivos templos por el camino más corto, tras haber protegido con plásticos la mayoría de las imágenes.
Un total de ocho hermandades pusieron en la calle otras tantas imágenes que permitieron evocar las estaciones del Vía Crucis, la última de las cuales, instaurada durante el pontificado de Juan Pablo II, estuvo protagonizada por el Señor Resucitado de Miguel Arjona Navarro, el último exponente de una fructífera generación de imagineros cordobeses, fallecido en agosto del pasado año.
La Hermandad de Los Remedios puso ayer en la calle al Cristo de la Caridad cuya cruz estuvo presente en todas las estaciones que rememoran los momentos más significativos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Especialmente llamativo resultó el acompañamiento musical del Señor atado a la columna, que recorrió las calles de La Rambla junto a la Escolanía de la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila, de la vecina localidad de Montilla.
Tras el paso del Santísimo Cristo de la Humildad, la Hermandad de Nuestra Señora en su Desconsuelo protagonizó uno de los estrenos más esperados en la jornada de ayer, con esta bella imagen mariana, obra del pontanés Luis Sergio Torres.
Especialmente significativa fue la participación en el magno cortejo de Nuestro Padre Jesús Nazareno, El Gran Poder de La Rambla, concebido en 1622 por el imaginero cordobés Juan de Mesa y Velasco, que anoche recorrió las calles del municipio sobre unas andas de plata que caminaron bajo el redoble de su propia agrupación musical.
El pasaje de la muerte de Jesús estuvo representado por dos corporaciones bien señeras en la localidad: la del Santísimo Cristo de la Expiración y la del Señor Yacente, que impuso el silencio en el recorrido sobre su elegante paso color caoba.
El Vía Crucis Magno, que se desarrolló sin incidentes, contó con un dispositivo especial de seguridad formado por casi una treintena de personas, entre efectivos de la Policía Local, voluntarios de Protección Civil de La Rambla, Aguilar de la Frontera y Montilla y agentes de la Guardia Civil.
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Un total de ocho hermandades pusieron en la calle otras tantas imágenes que permitieron evocar las estaciones del Vía Crucis, la última de las cuales, instaurada durante el pontificado de Juan Pablo II, estuvo protagonizada por el Señor Resucitado de Miguel Arjona Navarro, el último exponente de una fructífera generación de imagineros cordobeses, fallecido en agosto del pasado año.
La Hermandad de Los Remedios puso ayer en la calle al Cristo de la Caridad cuya cruz estuvo presente en todas las estaciones que rememoran los momentos más significativos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Especialmente llamativo resultó el acompañamiento musical del Señor atado a la columna, que recorrió las calles de La Rambla junto a la Escolanía de la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila, de la vecina localidad de Montilla.
Tras el paso del Santísimo Cristo de la Humildad, la Hermandad de Nuestra Señora en su Desconsuelo protagonizó uno de los estrenos más esperados en la jornada de ayer, con esta bella imagen mariana, obra del pontanés Luis Sergio Torres.
Especialmente significativa fue la participación en el magno cortejo de Nuestro Padre Jesús Nazareno, El Gran Poder de La Rambla, concebido en 1622 por el imaginero cordobés Juan de Mesa y Velasco, que anoche recorrió las calles del municipio sobre unas andas de plata que caminaron bajo el redoble de su propia agrupación musical.
El pasaje de la muerte de Jesús estuvo representado por dos corporaciones bien señeras en la localidad: la del Santísimo Cristo de la Expiración y la del Señor Yacente, que impuso el silencio en el recorrido sobre su elegante paso color caoba.
El Vía Crucis Magno, que se desarrolló sin incidentes, contó con un dispositivo especial de seguridad formado por casi una treintena de personas, entre efectivos de la Policía Local, voluntarios de Protección Civil de La Rambla, Aguilar de la Frontera y Montilla y agentes de la Guardia Civil.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: FRANCIS SALAS
REPORTAJE GRÁFICO: FRANCIS SALAS
