El inicio de la vendimia en la zona Montilla-Moriles cuenta, desde el año 1995, con una cita ineludible para quienes profesan ese peculiar culto a la vid y al vino: el Concurso Comarcal de Racimos de Uva del Llano del Espinar. La pedanía de Castro del Río, enclavada en el corazón mismo de la Sierra de Montilla, aprovecha cada año la celebración de sus fiestas estivales para reunir a un avezado comité de expertos que valora la graduación, el peso y el estado sanitario de los mejores frutos del marco vitivinícola, en un ritual que se ha convertido ya en un clásico veraniego en la Campiña cordobesa.
Pertrechados con un refractómetro para medir la cantidad de azúcar en el jugo de las uvas, el presidente de la cooperativa La Aurora, Juan Rafael Portero, y el técnico del Aula de Viticultura del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Montilla-Moriles, Juan Portero, inspeccionaron con mimo los cerca de cincuenta racimos que concurrieron a la decimonovena edición del concurso, mientras que Francisco Bujalance, responsable de la empresa Servicios Agrarios Bujalance y Arroyo y patrocinador de la iniciativa, los iba pesando en una pequeña balanza.
El primer premio, dotado con 150 euros en metálico, fue para el joven viticultor Francisco Javier Rosa, que localizó en una cepa en espaldera del Llano de Cabra un racimo de uvas que pesó 4.328 gramos, registrando además 11 grados Baumé, todo un récord histórico para este concurso al que concurren mayoritariamente uvas de la variedad Pedro Ximénez, que no se caracterizan precisamente por el volumen de sus racimos sino por su alta concentración de azúcares.
"Encontré el racimo a mediados de mayo y vi que tenía unas dimensiones considerables, así que decidí prestarle más atención para poder presentarlo al concurso", comentó el flamente ganador que, a sus 18 años, se dedica de lleno a la agricultura, al igual que muchas de las familias de este pueblo situado entre Montilla, Castro del Río y Nueva Carteya.
La subcampeona, María del Carmen Hidalgo, recolectó un racimo de 4.143 gramos y 10,5 grados Baumé. A su vez, el tercer premio fue para un racimo de uva tinta que pesó 3.359 gramos y registró 8,9 grados. Fue cosechado por Soledad Maqueda, que recibió 50 euros en metálico. Por último, el cuarto premio, dotado con 30 euros, recayó en Viñedos Cobos, gracias a un racimo de 3.145 gramos y 10,6 grados Baumé.
El portavoz del jurado, Juan Rafael Portero, destacó que el Concurso Comarcal de Racimos de Uva ofrece "una serie de parámetros que nos indican cómo va a ser la vendimia que acaba de comenzar". En ese sentido, el máximo responsable de la cooperativa La Aurora destacó "la calidad de los racimos desde un punto de vista sanitario y de su graduación", lo que, a su juicio, "augura una magnífica campaña en la Denominación de Origen Montilla-Moriles".
"El concurso de este año se ha caracterizado por la calidad y el peso de los racimos", reconoció su impulsor, Francisco Bujalance, quien hizo hincapié en que la decimonovena edición del Concurso Comarcal de Racimos de Uva "ha batido récords en todos los sentidos, por lo que la cosecha se prevé bastante buena".
A partir del mes de mayo, cuando se retiran los pámpanos de las cepas, los viticultores empiezan a tomar nota de la localización de aquellos racimos que sobresalen del resto por su tamaño y aspecto. "El concurso es uno de los momentos más esperados del año", subrayó Francisco Bujalance, consciente de la sana rivalidad que despierta la iniciativa entre las decenas de participantes que concurren cada año, casi todos ellos residentes en el Llano del Espinar.
La delegada municipal, Sierra Arroyo, estuvo acompañada por la alcaldesa en funciones de Castro del Río, Marisa Ruz, quien destacó que el Concurso Comarcal de Racimos de Uva supone "el pistoletazo de salida para la vendimia", además de "una tradición muy importante que es preciso que continúe arraigada en el territorio".
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El primer premio, dotado con 150 euros en metálico, fue para el joven viticultor Francisco Javier Rosa, que localizó en una cepa en espaldera del Llano de Cabra un racimo de uvas que pesó 4.328 gramos, registrando además 11 grados Baumé, todo un récord histórico para este concurso al que concurren mayoritariamente uvas de la variedad Pedro Ximénez, que no se caracterizan precisamente por el volumen de sus racimos sino por su alta concentración de azúcares.
"Encontré el racimo a mediados de mayo y vi que tenía unas dimensiones considerables, así que decidí prestarle más atención para poder presentarlo al concurso", comentó el flamente ganador que, a sus 18 años, se dedica de lleno a la agricultura, al igual que muchas de las familias de este pueblo situado entre Montilla, Castro del Río y Nueva Carteya.
La subcampeona, María del Carmen Hidalgo, recolectó un racimo de 4.143 gramos y 10,5 grados Baumé. A su vez, el tercer premio fue para un racimo de uva tinta que pesó 3.359 gramos y registró 8,9 grados. Fue cosechado por Soledad Maqueda, que recibió 50 euros en metálico. Por último, el cuarto premio, dotado con 30 euros, recayó en Viñedos Cobos, gracias a un racimo de 3.145 gramos y 10,6 grados Baumé.
El portavoz del jurado, Juan Rafael Portero, destacó que el Concurso Comarcal de Racimos de Uva ofrece "una serie de parámetros que nos indican cómo va a ser la vendimia que acaba de comenzar". En ese sentido, el máximo responsable de la cooperativa La Aurora destacó "la calidad de los racimos desde un punto de vista sanitario y de su graduación", lo que, a su juicio, "augura una magnífica campaña en la Denominación de Origen Montilla-Moriles".
"El concurso de este año se ha caracterizado por la calidad y el peso de los racimos", reconoció su impulsor, Francisco Bujalance, quien hizo hincapié en que la decimonovena edición del Concurso Comarcal de Racimos de Uva "ha batido récords en todos los sentidos, por lo que la cosecha se prevé bastante buena".
A partir del mes de mayo, cuando se retiran los pámpanos de las cepas, los viticultores empiezan a tomar nota de la localización de aquellos racimos que sobresalen del resto por su tamaño y aspecto. "El concurso es uno de los momentos más esperados del año", subrayó Francisco Bujalance, consciente de la sana rivalidad que despierta la iniciativa entre las decenas de participantes que concurren cada año, casi todos ellos residentes en el Llano del Espinar.
La delegada municipal, Sierra Arroyo, estuvo acompañada por la alcaldesa en funciones de Castro del Río, Marisa Ruz, quien destacó que el Concurso Comarcal de Racimos de Uva supone "el pistoletazo de salida para la vendimia", además de "una tradición muy importante que es preciso que continúe arraigada en el territorio".
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
