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El sector del vino confía en mantener la producción de uva tinta pese al arranque de vides en algunas parcelas

La vendimia tinta es ya una realidad en el marco Montilla-Moriles. A falta de la cooperativa Nuestra Señora de La Aurora, que ha previsto iniciar la recolección de las variedades de uva negra a lo largo de esta semana, tanto Bodegas San Acacio de Montemayor como la cooperativa La Unión de Montilla y Bodegas Marenas han comenzado ya a cosechar los primeros frutos que darán lugar a los caldos amparados por el indicativo Vinos de la Tierra de Córdoba.



A excepción de Bodegas San Acacio –donde esperan molturar en torno a un 25 por ciento menos de uva tinta con respecto al año pasado tras haberse registrado algunos arranques de este tipo de viñedo–, los responsables de La Unión y de La Aurora confían en mantener la producción con respecto al pasado año, hasta alcanzar los siete millones de kilos de uva.

Así, de las 800 hectáreas de uva tinta que existen en el marco vitivinícola cordobés, más de 600 pertenecen a socios de la cooperativa La Unión, lo que significa que el 85 por ciento de este tipo de vino procede de esta entidad fundada en 1979 por un grupo de agricultores auspiciados por la Unión de Agricultores y Ganaderos (UAGA).

La recolección de variedades tintas suele arrancar cada año con la variedad merlot, la primera en madurar. Tras ella, se recolectan las uvas del tipo syrah, tempranillo y cabernet sauvignon. “Al tratarse de fincas de regadío, la producción de este tipo de uva suele ser más estable, ya que no depende tanto de la cantidad de lluvia que se registre a lo largo del año”, explicó a Montilla Digital el gerente de La Unión, Antonio Martínez.

Con todo, Bodegas Marenas inauguró el pasado jueves su vendimia de tintas con la recolección de la variedad pinot negra en el paraje de Río Frío Alto, a unos 450 metros de altitud, en plena Sierra de Montilla, en un terreno más calizo que el de Cerro Encinas, donde la firma que regenta José Miguel Márquez cuenta con otro viñedo de unas seis hectáreas sobre unos terrenos arenosos y arcillosos con altos contenidos en carbonatos y caliza activa que proporcionan un fruto de alta calidad.

En Montemayor, las primeras plantaciones de esta clase de uva se realizaron en el año 2000, al amparo de las ayudas que la Unión Europea concedió para la reconversión y la reestructuración del viñedo de la zona Montilla-Moriles. Con todo, la primera cosecha de variedades tintas en la cooperativa San Acacio no llegaría hasta el mes de agosto de 2002.

En la actualidad, la sociedad montemayorense cuenta con unas 30 hectáreas de viñedos de variedades tintas. De ellas, un 80 por ciento están dedicadas a la variedad syrah; un 15 por ciento a uva tempranillo y el cinco por ciento restante a tintilla de Rota aunque, como destacó Juan Antonio Aguilar, gerente de Bodegas San Acacio, quien no obstante reconoció que “se están arrancando algunas parcelas”.

A tenor de los datos que maneja el sector, el consumo interno es la gran asignatura pendiente de los caldos amparados por el indicativo Vinos de la Tierra de Córdoba. Y es que, las peculiaridades de los vinos tintos que nacen de los viñedos de la Campiña cordobesa, con una personalidad muy acentuada al proceder de tierras muy cálidas, es ya bastante apreciada en países como China, Reino Unido, Polonia, Francia o Italia, si bien el sector confía en invertir esta tendencia y potenciar el consumo interno.

J.P. BELLIDO / I. TÉLLEZ
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR