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Aureliano Sáinz | Compartiendo tareas

Cerramos esta serie de cuatro artículos dedicados a la visión que tienen los escolares de sus propias familias a partir de la propuesta “Dibuja una familia en la casa haciendo cosas”, que, como he ido apuntando en las anteriores entregas, fue llevada a cabo en las aulas de 40 centros de Educación Primaria de Córdoba y provincia.



Vista con una cierta amplitud temporal, sabemos que la familia ha sufrido profundos cambios a lo largo de las últimas décadas. Podemos decir que la tradicional familia patriarcal, en la que el hombre asumía la total autoridad sobre la mujer y los hijos, está en franco retroceso.

Bien es cierto que el esquema tradicional sigue presente, aunque se aprecia una clara tendencia a que las responsabilidades sean compartidas en la pareja, al tiempo que hijos e hijas se implican en la participación de las tareas domésticas.

Este avance, como veremos, provoca transformaciones importantes en las ideas y los valores de las nuevas generaciones, dado que comprobar de manera directa que el padre y la madre participan conjuntamente o se reparten los trabajos que cotidianamente se generan en la casa conlleva a que la idea de igualdad entre los géneros no sea tan extraña para ellos.

Por otro lado, si nos fijamos en los dibujos de los cuatro capítulos, numéricamente, el modelo familiar actual mayoritario es aquel que cuenta con dos hijos, seguido del que tiene uno y, con menos frecuencia, las familias que tienen tres o más.

La reducción del número de hijos se convirtió en un hecho inevitable desde el momento en el que la mujer se incorporó al trabajo asalariado. Por otro lado, las duras condiciones económicas y laborales que sufren los jóvenes en la actualidad les obligan a que sean los dos los que tengan que trabajar para poder llevar adelante un proyecto compartido como pareja, en la que puede haber o no descendencia.

Ciertamente, la familia está en un proceso cambiante, por lo que he dejado para la última entrega precisamente el modelo familiar que predomina en las nuevas generaciones, puesto que es el que responde a los valores emergentes de la igualdad y la cooperación entre el hombre y la mujer, valores que, creo, son casi irreversibles.

Como portada o ilustración del artículo he elegido el dibujo de una chica de 12 años que se encontraba en el último curso de Educación Primaria. La propia autora se ha encargado de escribir en la parte superior de la lámina la propuesta que se les hizo en la clase.

Con respecto a la escena que plasmó, tenemos que interpretarla como que los tres miembros de la familia están sentados a la mesa preparados para comer, después de haber hecho la comida y puesto los platos y cubiertos; tareas que han sido compartidas.

Para el estudio de esta modalidad he seleccionado siete dibujos, dos realizados por niños y cinco por niñas. La proporción masculina-femenina se ajusta bastante a la de la totalidad de los dibujos que se realizaron dentro de esta forma familiar, pues hay que reconocer que las chicas son más conscientes de la necesidad de compartir las tareas domésticas.



El dibujo que vemos sobre estas líneas, curiosamente, corresponde a un niño de solo 6 años, dado que el pequeño introduce elementos en perspectiva, como la cocina, la mesa y la escalera, representaciones que a esta edad es muy raro encontrarlas por las dificultades gráficas que conllevan.

El pequeño ha asumido que en su familia se reparten las tareas de la casa, pues mientras que la madre cocina, él pone la mesa y su padre está cambiando una bombilla subido en la escalera. A esta edad tan temprana es consciente de que en la casa todos hacen cosas, tal como se les propuso como temática del dibujo en la clase de Plástica.



Otro dibujo en el que aparecen los tres miembros de la familia compartiendo el trabajo de la casa es el que realiza este niño de 9 años, que gráficamente se encuentra un poco atrás con respecto al anterior, dado que las tres figuras las muestra frontalmente, al tiempo que el mueble del salón lo traza de modo bidimensional.

Desde el punto de las actividades de los personajes, la respuesta que presenta es muy clara: su padre porta la escoba, su madre la fregona y él mismo un plumero. Ciertamente, el niño refleja visualmente una realidad que vive en su casa y que la asume con toda naturalidad, lo que es indicio de que para él no es extraño que los varones también sean protagonistas del trabajo en el hogar.



Pasamos a dibujos que han realizado niñas. Comenzamos por el que pertenece a una que tiene 7 años y que se encuentra en segundo curso de Primaria. Como podemos ver, la pequeña ha dividido la hoja en cuatro partes para colocar en cada una de ellas a los distintos miembros de la familia con sus respectivas actividades.

Así, comienza por su padre, ubicado en la parte superior izquierda, del que dice que está fregando; le sigue su madre, en la superior derecha, que la muestra cocinando; ya en la parte inferior, aparecen su hermana jugando y ella misma viendo la tele. En este caso que comentamos, al ser dos niñas pequeñas todavía no se sienten involucradas en las tareas del hogar.



Damos un salto para pasar a un excelente dibujo de una niña de 10 años que se encontraba en quinto curso de Primaria cuando realizó este trabajo. Como podemos apreciar, la familia consta de tres miembros que llevan a cabo distintas actividades en el interior de la casa.

A su madre la representa rociando un mueble con un difusor de limpieza, al tiempo que a su padre lo muestra cocinando. En medio de ellos, se dibuja a sí misma con sus dos mascotas: su hámster y su perrita. Curiosamente, en la parte superior de la lámina, aparece de nuevo en otra escena como si cuidara en una pequeña cama a su perrita. Podemos entender que la niña se siente implicada en las tareas de la casa a través del cuidado que lleva de sus mascotas.



El dibujo que vemos sobre estas líneas también corresponde a una niña de 10 años, pero, en este caso, la autora solo representa a su madre y a su padre. No lo hizo de sí misma cuando realizó esta escena en la clase de Plástica, por lo que no podemos saber si es que ella no se siente implicada en las tareas de la casa o que interpreta que este trabajo de Plástica realizado en el aula se refería a las actividades de los mayores. De todos modos, a la madre la muestra cocinando, ya que porta una bolsa con lentejas y a su padre barriendo, de lo que se deduce que la autora traza a sus padres repartiéndose el trabajo de la casa.



La autora de este dibujo, una chica de 11 años y de sexto curso de Primaria, parece que tiene bastante clara la propuesta que se les hizo en la clase, puesto que representa a los cuatro miembros de la familia llevando a cabo cada uno una tarea.

Así, ella misma se dibuja subida sobre un taburete portando un producto para limpiar el armario, al igual que su padre que lo hace con el sofá, mientras que su hermana sostiene con las manos una escoba con la que barre el suelo y su madre lo hace con la fregona que está al lado de un cubo de fregar. Los cuatro, pues, se reparten las tareas pendientes de realizar dentro de la casa, con lo que la autora nos explica que tiene claro que el trabajo en el hogar es responsabilidad de todos.



Cerramos con el dibujo de una niña de 10 años que ha acudido a plasmar una escena familiar bastante común dentro del conjunto de los dibujos recogidos a lo largo de esta prueba. De este modo, observamos que aparece ella misma con su hermana mayor y sus padres viendo la televisión.

La autora, en este caso, entiende que compartir los cuatro los programas de la tele juntos es una manera de participar en la casa o de hacer cosas conjuntamente. La escena tiene cierta similitud con la del dibujo de la portada, en el sentido de que ambas autoras han querido plasmar un hecho familiar en el que todos están presentes.

* * *

Tal como he comentado al principio, el recorrido que hemos realizado por estos cuatro artículos nos da una cierta perspectiva de cómo son las familias en la actualidad a la mirada de los autores de las escenas representadas, es decir, de los niños y niñas que las dibujaron.

Y es que el uso del dibujo como medio de expresión, por un lado, y de investigación y conocimiento, por otro, tiene la ventaja de mostrar la espontaneidad y la sinceridad de quienes lo realizaron con total libertad, por lo que podemos concluir, sin lugar a dudas, que en la actualidad se abren paso nuevas modalidades familiares, más igualitarias y participativas. Es toda una esperanza hacia una transformación de la sociedad a partir de este núcleo básico.

AURELIANO SÁINZ