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Fran Gallego | Transporte escolar

En pocos días comenzamos un nuevo curso escolar, lo que llevará a miles de alumnos de distintas edades a tener que realizar a diario desplazamientos en vehículos para trasladarse hacia sus centros educativos, incrementando, por ende, la posibilidad de sufrir un accidente de circulación al aumentar considerablemente la presencia de vehículos sobre las vías públicas.



Con la llegada de la época escolar se produce un repunte en los desplazamientos de los vehículos a motor en los cascos urbanos. Ante ello, trataremos de dar unos consejos para minimizar, dentro de nuestras posibilidades, dichos desplazamientos en vehículos particulares o, en su defecto, hacerlos aún más seguros.

Sin duda alguna, una de las medidas que se deben adoptar para reducir la presencia de vehículos desplazándose hacia los centros educativos es la de hacer uso del gran abanico de posibilidades que nos ofrecen los distintos tipos de transportes públicos como, por ejemplo, el de los autobuses. Pero para hacer uso de éstos no hay que hacerlo de cualquier forma, sino que se debe tener en cuenta una serie de recomendaciones.

Entre otras, destacamos el camino hacia la parada, de ahí que aconsejemos utilizar los pasos destinados para los peatones y respetando siempre las normas de circulación peatonal, incluso cuando tengamos prisa. Para ello, trataremos de salir con tiempo suficiente de casa.

Para acceder al interior del vehículo hay que situarse en la zona destinada como parada de bus y, en caso de que no existiera, lo haremos desde el acerado alejado del borde que nos separa de la calzada. Las puertas del autobús deben facilitar el acceso y la salida del vehículo, por lo que deberán disponer de barras que ayuden a dicha función.

A la hora de apearnos del vehículo, lo haremos tranquilos y de forma ordenada, evitando empujones con el resto de pasajeros. El piso del vehículo no podrá ser deslizante y los bordes de la escalera deben ser de colores vivos para reconocerse fácilmente.

Los autobuses no podrán exceder de los 16 años de antigüedad al inicio del curso escolar en el que se prestará el servicio. Cada autobús irá debidamente señalizado con el indicativo de Transporte Escolar, tanto en la parte anterior como en la posterior del mismo.

Es fundamental que el autobús disponga de plazas para personas que puedan tener discapacidad. Durante el trayecto –que no debe ser superior a una hora en cada sentido–, permaneceremos sentados y evitaremos las molestias al conductor, respetando en todo caso las instrucciones del personal que nos acompañe.

Los asientos situados frente a los huecos de la escalera, o aquellos que no estén protegidos por el respaldo de otro, deben contar con un elemento fijo de protección. Todos los pasajeros mayores de tres años deberán llevar cinturón de seguridad aunque el trayecto se realice en ámbito urbano. Estos pasajeros, si tienen más de 3 años, pero miden menos de 135 centímetros de altura, deben contar con cinturones adecuados a su peso y talla.

En la documentación que debe portar el conductor del vehículo deberá constar que ha superado una inspección técnica anual siempre y cuando el vehículo tenga menos de cinco años. Si su antigüedad es superior, tendrá que pasar dicha inspección semestralmente.

También se comprobará que dispone de un seguro obligatorio y otro complementario que cubra la responsabilidad civil por posibles daños y perjuicios, y una autorización especial para realizar la actividad de transporte escolar.

Para controlar todo ello y garantizar la seguridad de todos los viajeros así como de terceros usuarios, a través de la Dirección General de Tráfico se vienen realizando campañas específicas como la que tendrá lugar en próximos días, de control sobre el cumplimiento de todo lo anteriormente expuesto. En ellas, agentes de la autoridad verificarán que todo esté en regla, procediendo, en su caso, a denunciar todas aquellas infracciones que sean observadas.

FRAN GALLEGO